Sin poden siquiera negar la desesperanza como algo concreto; y sin desconocer las razones históricas, económicas y sociales que la explican; no entiendo la existencia y la necesaria lucha por mejorarla, sin la esperanza y sin el sueño.
La llamada neutralidad de la ciencia no existe, la imparcialidad delos científicos tampoco; entonces, sería una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollen una forma de educación que permita a las clases dominadas percibir las injusticias sociales en forma crítica.